miércoles, 29 de octubre de 2014

La luna se entregó al sol.

Ella miraba a través de su ventana la lluvia desde su habitación, sentada sobre el buró, mirando el agua caer. Pensando en cómo su vida se había deshecho como una nube más, poco a poco sin dejar ni rastro de lo que era anteriormente. Así era ella, como una tormenta, un gran tormenta eléctrica que no esperas, que te desestabiliza. Ella lo sabía, él también y por más que ya estaban advertidos, ambos, decidieron embarcarse en aquella aventura que terminó por destrozarlos, a los dos. Eran el sol y la luna, el agua y el aceite, la luz y la oscuridad, pero cuando ellos se juntaban, cuando se juntaban el sol y la luna, daban el más hermoso eclipse que haya podido nadie ver. Y como un eclipse no dura para siempre, ellos tampoco. Se juntaban cada vez que tenían ocasión pero nunca podría salir bien y mucho menos permanecer juntos. Ella era fuego para él, lo hacía arder como nadie. Ella prendía la mecha y él se consumía lentamente. Él no hacía más que avivar la llama aunque lo quemara. Y poco a poco se fueron consumiendo juntos, entre tanta pasión y lujuria, la luna se entregó al sol aun sabiendo que si él estaba brillando, ella acabaría desapareciendo.

lunes, 20 de octubre de 2014

Rojo



Ella salió hoy, y sí, llevaba los labios rojos, aquel signo que la identificaba en un día malo, aquel que nadie pensaba que podía significar eso. 
El rojo, pasión, lujuria, fortaleza. 
Para ella el rojo era su debilidad, el rojo era el que guardaba sus oscuros secretos, el que hacía que los demás la vieran diferente, fuerte, poderosa.
Rojo es lo que ella veía a cada lado cada vez que miraba. 
Rojo era el significado de tantas cosas. 
Su sonrisa enmarcada en rojo, pasión, celos y rabia. 
Enfado y no con los demás sino con ella misma. 
Rojo. 
Rojo por creer en lo que no debería.
Rojo por dejar que le hicieran creer que podía ser lo que no fue.
Rojo por decidir cambiar cuando no era el momento.
Los demás ven sólo una sonrisa, pero yo se que ella esconde algo, lo que no quiere decir, lo que calla tras su escudo de color rojo.