lunes, 17 de noviembre de 2014

Cenizas que vuelan

Sin quererlo, sin buscarlo y sin esperarlo llegaste a mi, llegué a ti. Te vi como alguien gracioso cuando nos presentaron, alguien que irradiaba alegría por donde pasaba. Yo... yo solo hablé contigo, y las sonrisas salían solas. Y una amistad tiene mil matices. Pero la nuestra tenía algo que las demás no. Algo que nos llevó a donde estamos ahora, porque lo bueno que tenemos tú y yo cariño es que nos conocemos desde otra perspectiva. Estamos en el mismo punto. ¿Te acuerdas cuando pasábamos las tardes sólo  viendo películas? Nada más que los simples abrazos que nos dábamos pero estaban llenos de significado. Yo tenía que cerrar viejas heridas y tu curar las que tenías recientes. No se trataba de luchar con fantasmas, se trataba de estar ahí el uno con el otro. Cuando empezaron las caricias, ahí, en ese momento empezó la electricidad. Y no era algo que sentías sólo tú, el día de nuestro primer beso fue... raro. Jajaja pero entre beso y beso, caricia y abrazo, electricidad y carcajadas nos encontramos. Yo encontré el ángel que buscaba para llegar a la luz, tu donde sujetarte para que no te lleve el oleaje de la marea. Y aquí estamos. Lo que me encanta es la forma que me comprendes cielo, tu sabes que las promesas se las lleva el viento, pero mientras me abraces por las noches... el resto, es historia, porque donde hubo fuego, las cenizas, también se las llevó el viento, al igual que las otras promesas.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Entre la cordura y la locura

Nos volvimos locos. Sí, locos. Entre tus tonterías y las mías, eres la pieza que me faltaba. Esos ratos de niñez, esos aquí y ahora que tienes, esas sonrisas robadas no las cambiaría por nada ni nadie. Con lo que a mi me gustaba la seriedad... contigo es imposible estar un segundo sin sonreír.
Callarte a besos porque no hay otra forma posible de hacerlo, y entre beso y beso, esa mirada que te caracteriza.  No hay forma posible de no tener ganas de verte. Y si no es verte es hablar contigo,  entre mirada y mirada, entre caricias y silencios nos decimos todo.
Yo ya no prometo nada, y mucho menos quiero que lo hagas tú. Porque me vale con tu presencia en mi presente, con tu mano acariciando mi mejilla, con tu sonrisa traviesa y esos estúpidos apodos.



domingo, 9 de noviembre de 2014

Y te elegiría cada día, todos los días para que seas mi presente

Y un día llega sin que te lo esperes. Y lo ves claro, ves las diferencias. Y no sólo lo digo yo. "Hay dos tipos de amores, esta el primero y luego todos los demás" Sí, en eso estoy de acuerdo. El primero te descubre cosas pero cuando ya tienes la experiencia con el segundo amor las disfrutas. Cuando todo tu mundo giraba entorno a tu primer amor, acabas mareado, sin embargo con el segundo no tienes esa dependencia, ambos sabéis estar el uno sin el otro, pero por decisión propia elegís girar juntos. Ya no es esa obsesión por la otra persona y "me tiene que mirar sólo a mi". Ahora disfrutas y te ríes con él, cada uno tiene una vida propia pero no rechaza sus alas, hace que vueles junto con él. Tu amor, ya sea el segundo, tercero o vigésimo cuarto, (por que sí, hay que besar un montón de ranas para al final encontrar algo que ni siquiera se parece a un príncipe pero eh, que no se metan con tu ogro adorado!) te querrá por lo que eres, aceptará tu pasado y realmente ni siquiera pensáis en el futuro porque él está aquí ahora, como tú, y solo os dedicáis a vivir el presente. Porque el presente es un regalo y no hace falta jurarse amor eterno. He vivido lo suficiente para que me dijesen 1000 veces un "por siempre, para siempre, siempre lo haré" y el siempre acaba siempre teniendo un final. Mejor o peor,  pero tiene fecha de caducidad. Lo mejor es no poner fechas, no ponerse nombre, no cambiar nada, sino seguir siendo tu mism@ solo que esta vez alguien te da la mano, alguien te abraza cada noche y te besa como si no hubiera nadie más en el mundo.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Seamos ese nada, que dura para siempre.



Vienes y conviertes el día gris en el día con una cantidad de matices grises que ni llegaba imaginar. Sonrisas y carcajadas de lo lindo. No puedo creer que hayas llegado en el mejor momento. Lo llamamos amistad pero tengo claro que los amigos no se besan, ni duermen abrazados, ni demás. Es una forma de mantener nuestra libertad, pero a mi ya no me hacen falta las alas. Esperaré por ti, porque no hay nada mejor que reírnos sin descanso por cualquier estupidez que se nos ocurra, que me abraces por detrás sin que lo espere o esos estúpidos apodos que me pones para llamarme bajita. Sabes que yo no tengo la culpa de que seas tan alto que no te llegue ni con los tacones más altos del mundo. Ya sabes... ¡puñetera genética que te hizo tan alto! Lo único que te pido es que no tardes, porque quiero verte día a día, que dejemos esta política de no-amigos y decidamos ser ese nada, que dura para siempre.